sábado, 13 de junio de 2015

¿Qué hacer?

Cuando buscamos transmitir lo que estamos aprendiendo, las verdades adquieren aun mayor nitidez, pues nos vemos obligados a reflexionar detenidamente en las implicaciones de aquello que hemos oído.
La serie de parábolas que he estado examinando en estos días termina con este intercambio entre los discípulos y el Maestro: «Jesús les preguntó: "¿Habéis entendido todas estas cosas?" Ellos respondieron: "Sí, Señor." Él les dijo: "Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas" Al concluir las parábolas Jesús busca asegurarse que los discípulos hayan entendido las enseñanzas. Como ya hemos afirmado anteriormente, este es un aspecto fundamental en la tarea de impartir enseñanzas a otros. Muchas veces, como maestros, nos parecerá muy lógico y fácil de entender el desarrollo que hemos realizado de un tema. No obstante, la palabra final en cuanto a nuestra eficacia como maestros no la debemos dar nosotros sino nuestros alumnos. Para esto es de suma importancia siempre proveer las oportunidades donde ellos puedan decirnos lo que entendieron o no entendieron de nuestra exposición. 
La verdad en el reino no es algo estático, sino que vamos profundizando en ella a medida que caminamos con Cristo.
La pregunta de Cristo no solamente buscaba averiguar si realmente habían comprendido, sino también impartir una comisión a ellos. En el reino de los cielos la instrucción nunca tiene como objetivo el impartirle a otros mera información. Más bien, la instrucción tiene un doble propósito. Primeramente, trae consigo el llamado a que todos los que la oyen ajusten sus vidas a las verdades reveladas. Precisamente por esto el apóstol Santiago denunciaba con tanta dureza a las personas que eran «oidores olvidadizos.» Tales personas se engañan a sí mismos, pues comprenden que una verdad es buena y saludable para sus propias vidas, pero no hacen nada al respecto.

En segundo lugar, la bendición de recibir la verdad de Dios y comprender su verdadero significado para la vida espiritual, siempre conlleva la responsabilidad de impartir esta verdad a otros.
El Señor nos bendice, pero desea que imitemos su ejemplo bendiciendo a otros que aún no han recibido esa misma bendición. En esto, Jesús trazó una clara diferencia entre los escribas del entorno religioso en Israel y el escriba en el reino de los cielos. El discípulo formado asume una responsabilidad paternal hacia otros, la misma que los que lo formaron tuvieron para con su propia persona. En esa actitud paternal, de cuidado amoroso y tierno hacia los que están bajo su cuidado, sacará del tesoro depositado en su corazón cosas buenas para compartir con ellos.

Este depósito incluye elementos viejos y nuevos. Es decir, el discípulo siempre está en crecimiento, adquiriendo nuevas experiencias y nuevo conocimiento que le permitirán ser de mayor impacto en la vida de las personas que está formando. Queda claramente ilustrado, de esta manera, que la verdad en el reino no es algo estático, sino que vamos profundizando en ella a medida que caminamos con Cristo. Con el pasar de los años descubriremos cada vez mayor riqueza en su persona.

Por último, la inquietud de Cristo nos ayuda a entender que la mejor manera de apropiarse de una verdad es compartiéndola con otros. Cuando buscamos transmitir lo que estamos aprendiendo, las verdadesadquieren aun mayor nitidez, pues nos vemos obligados a reflexionar detenidamente en las implicaciones de aquello que hemos oído...Ferh Caminando Con Dios

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